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miércoles, 13 de diciembre de 2017

XIII

A un ángel que subió al cielo

Hoy como cada trece de diciembre  desde hace cuatro años, escribo para reflejar los sentimientos de muchos, de una familia que se rompió el día que se marchó un ángel.
Tal vez escriba para cobijar los sentimientos de muchos o tal vez porque es la manera de mantenerte vivo. Sé que hoy ella me llamará y me pedirá que te escriba, por ella, por sus amigos, por sus hijos, por su familia. Pero lo que ella no se imagina es que llevo cerca de un mes preparando esto. Para que sea vuestro, para que sea de ella.
Llevamos mil cuatrocientos treinta días vividos sin ti. Llevamos tres navidades sin ti. Llevamos cuatro años sin vernos y parece que ha pasado una vida entera. Has dejado tantos recuerdos, en nuestra piel, en nuestras vidas, pero sobretodo en nuestro corazón. Porque cuando has querido tanto a un amigo, a un tío, a un cuñado, a un padre y a un marido, nunca se deja de querer.
Los días siguen sumando sin ti, las lágrimas se van restando poco a poco pero nuestros corazones siguen igual de vivos que la vida que nos diste.
Quiero que todos los que leamos esta carta nos emocionemos, recordemos, pero sobre todo, quiero que sonriamos. Sonreír de felicidad, de emoción, de nostalgia, de recuerdos. Por ti, por él, por nosotros.

Te pienso y aún se me encoge un pellizco que aprieta.


Ayer, hoy, mañana y siempre. 

miércoles, 13 de septiembre de 2017

La historia de tu vida

Miles de historias recorren mis pensamientos. Cientos de personas en el mundo que cada día viven una anécdota, un sentimiento, una vivencia, un hecho. Unos deciden hacerlo solos, otros acompañados. 


Desde donde quiera que estés, si estás leyendo esto:


La vida empieza hoy, aquí y ahora. No depende de él o de ella, depende de ti, de mi. Que nadie te frene, que nadie te calle. Corre, vuela alto pero sobretodo, sé libre y sueña. Tira muros, abre puertas, abre ventanas, abre vidas. Pero nunca te rindas. 
No temas por el ayer ni por el mañana. No arriesgues si no es necesario. 
Hazlo sin miedo. 

Ayer eras tú por lo que hiciste. Hoy eres tú por lo que haces. Y mañana seguirás siendo tu por lo que harás. 





La historia de tu vida empieza y termina en ti. 

martes, 13 de diciembre de 2016

-13 de diciembre de 2013-

Tres años. Mil noventa y cinco días. Veintiséis mil doscientos ochenta horas. Y tan solo quedan dieciocho días para que el año termine. Parece un día, otro día más en la vida de muchos pero no en la nuestra. Aunque otros dirán que es Martes y es 13.
Hoy por la mañana me ha sonado el teléfono, la persona que más te ha querido me ha llamado y me ha pedido que te escriba a ti, pero esto no es mío ni de ella, es de todos. Hoy voy a poner voz a todas las personas que hoy sienten lo mismo que yo. De todas y cada una de las personas que han vivido, han reído, han sufrido y han luchado contigo. De todos los que un día te hemos y seguimos queriéndote. Porque una persona no muere cuando está presente, en las comidas, en las cenas, en las reuniones, en nuestras vidas. Muchas veces cerramos los ojos para poder verte, poder soñarte, poder rozarte, poder tenerte. Ojalá poder estar contigo mejor que en este mundo tan desigual e injusto. Ojalá poder frenar los días y los años y volver atrás donde no faltaba nadie en la mesa y donde estabas tú.
No quiero que huela a carta de despedida. Tampoco a un triste conmemoración de lo que fueron tus años con nosotros. No. Quiero que estas líneas seas tú. Quiero que todos los que leamos esta carta nos emocionemos, recordemos, pero sobre todo, quiero que sonriamos. Sí, habéis leído bien. Sonreír de felicidad, de emoción, de nostalgia, de recuerdos. Por ti, por él, por nosotros.

De ella para ti. De tus hijos para ti. De tus sobrinos para ti. De tus cuñados para ti. De tus amigos para ti. De todos y cada uno de nosotros para ti. Te querremos siempre querido ángel.

sábado, 24 de septiembre de 2016

¿Qué día es hoy?


Sentado con las piernas cruzadas
queriendo desaparecer.
Ojalá lo consiguiera alguna vez. 
-Leiva 

Hoy te he mirado a los ojos y he visto un brillo especial, te he preguntado que te pasaba y me has dicho que nada. He insistido y tu has vuelto a negar. Sé que me has mentido, porque con solo mirarte a los ojos puedo saber si estás bien o mal. A partir de ahí ha comenzado el quebradero de cabeza, ¿qué he hecho? ¿qué no he hecho? ¿qué he dicho? ¿qué ha pasado? ¿he sido yo?
No. No se trata de nada de eso. Hoy no es el día dicen. Y no, no lo es. Hay días en los que nos convertimos en el tiempo y a la mañana siguiente decidimos ser un día tormentoso y lleno de nubarrones. A veces necesitamos que haya un temporal en nosotros para poder sacar todo lo que tenemos dentro. A veces necesitamos ser otro para sentirnos nosotros. A veces, sólo a veces, queremos no querernos.
He decidido preguntarte por última vez que te pasaba y me has contestado. Es un día de esos. Te he sentido tanto que me he derrumbado, no puedo verte mal, ni siquiera un día de esos.
Hoy es un día de esos. ¿De cuáles? De esos.



Posdata: A todos los que aguantan en esos días.

sábado, 17 de septiembre de 2016

¿Y si te digo que te quiero?

Sábado tarde y llueve. Hay 16º en la calle, es tarde de película, manta y palomitas. Abrazos, besos, cosquillas y escalofríos bajo la fina tela pero...   Además de eso, me he parado a reflexionar sobre el amor. ¿Damos tanto como recibimos? ¿Queremos siempre de corazón? Pero lo más importante...¿decimos 'te quiero' a cualquiera?

Muchas veces son las que he oído e incluso he dicho a personas que las quería, ¿realmente lo hacía? La verdad es que no lo sé, pero lo que si tengo claro es que cuanto más cercana es esa persona menos veces se la dice que la quieres. La gran parte de las ocasiones pensamos que aunque no digamos lo que sentimos hacia esa persona lo tiene que saber y no es así. ¿Cuántas veces les dices a tus padres que les quieres? ¿Y a tu hermana? ¿Y a tu novio? ¿Y a tus amigas?
Está claro que no todos los días son maravillosos pero ponte en el lugar del otro y piensa lo reconfortante que sería que todas las personas a las que tu quieres, te dijesen que te quieren. Solamente eso. ¿Que te cuesta? ¿Menos de un minuto? ¿Y un abrazo? Es fácil. Harás feliz a la otra persona y te sentirás mejor. Así que allá voy:

Te quiero papá.
Te quiero mamá.
Te quiero hermana.
Os quiero abuelo y abuela.
Os quiero familia.
Te quiero Álex.

¿Te animas?


Sé amado y ama.

sábado, 23 de julio de 2016

Delayed...

Aquí estoy, sentada en un banco del aeropuerto. Viendo como pasa gente y más gente. Pero lo único que no pasa son las horas, los minutos, los segundos. Hay personas muy típicas y otras que no tanto pero cada uno en su estilo se podría decir. Todos nos miramos unos a otros, esperando, llegando o marchando. Quien sabe si nos volveremos a ver, si ya nos hemos visto o si era la primera vez. Parece que mi vuelo ya sale, que comience la aventura y la locura...
Por fin hemos despegado. Es un lunes cualquiera en mitad del cielo, ya es media tarde. Cruzando el mar por todo lo alto, miles de vidas pero una en especial que ve como las horas, los minutos y los segundos no avanzan. Otra vida en tierra que desespera por ver el tiempo pasar y que sea de noche. Tres días después las ganas han aumentado más. Una vida planeada como el avión en el que estoy ahora, miles de anécdotas por vivir. Pero siempre juntos. No hay promesas hechas ni compromisos asegurados pero si hay un mismo corazón latiendo por volver a verte.

lunes, 11 de julio de 2016

Soy así y me encanta.

Hoy no es el día. Hoy no es mi día. Hoy llueve y hace frío y es verano, sí, es verano. No sé si es el tiempo o soy, o quizás ambas cosas pero estoy más sensible de lo normal.
A todos nos ha pasado tener días en lo que no nos soportamos ni nosotros mismos o días en los que prefieres ocultarle a la gente cómo estás mostrando esa sonrisa que todo lo cura. Para después llegar a casa, ponerte el pijama o el chándal y desaparecer para todos. Pasar la tarde viendo películas de amor con la manta y comiendo todo el dulce posible y por haber. Si así son mis tardes cuando no quiero saber nada del mundo, cuando lo único que puedo hacer es ver esas pasteladas de filmes y ponerme a llorar pero, ¿sabéis qué? Me encanta. Soy así y me encanta.
A veces es mejor dejar pasar los días sin que los días pasen por ti. Olvidarte de todo y no darle más vueltas a nada y que tu mayor preocupación sea a que hora te vas a ir a dormir. Nada mejor que recluirse y dedicarte un día para ti. Ir descubriendo despacio lo que sueñas lo que no.
Somos libres, como el viento solo libres con el poder de removernos, robándonos tiempo libre.


Posdata: gracias por soportarme.